domingo, 5 de julio de 2009

Reconozco

Reconozco mis faltas y mis culpas,
Reconozco la raíz de mis dudas,
Puedo reconocer mis fracasos,
Entonces pienso en ti por un rato.

Reconozco lo que pudo ser y estuvo,
Reconozco lo que no pudo andar y anduvo.
Puedo reconocer todos mis lamentos,
Pero me rehuso a reconocer tu recuerdo.

Reconozco haber herido, haber sanado;
Reconozco de algún modo a cada extraño.
No reconozco que desde el momento en que te conoci,
… desde entonces no se lo que ha sido de mi.

Reconozco mi vanidad y mis caprichos,
Reconozco el agua, reconozco el vino.
Reconozco lo infernal y lo divino;
No reconozco que esta noche te necesito.

Reconozco el día y la noche,
Reconozco el sol y las estrellas.
Pero no reconozco que, con solo pensarte,
Mi corazón se acelera.

Puedo reconocer que me admiras y me deseas; hasta puedo reconocer que me amas.
Pero no reconozco que cada noche sueño con tu cuerpo en mi cama.

Reconozco cada error, cada virtud,
Reconozco la vejez y la juventud.
Pero no reconozco que mi alma te adora,
Como adora el jardín a sus rosas.

Reconozco la vida y la muerte,
Reconozco que esta batalla me ha hecho fuerte.
Pero no reconozco la inmensa suerte
Que tienen mis pupilas tan solo de verte.

Reconozco una huella, reconozco el vacio,
Reconozco la ansiedad de mi hastio.
Pero no reconozco que cada mirada
Es una invitación a que seas mio.

Puedo reconocer la tierra y el mar,
Reconozco el bien, reconozco el mal.
No reconozco que a tu amor incondicional,
Aunque intente, no podre olvidarlo jamás.

Reconozco el negro, reconozco el blanco,
Cada amargada sonrisa, cada obstinado llanto.
Pero aun no reconozco que a persona alguna
Pueda necesitársele tanto.

Reconozco corrientes y calmas,
Reconozco cada lago y cada rio.
Pero no reconozco que, al oir tu nombre,
Para mis adentros sonrío.

Reconozco al hombre, reconozco a la mujer,
Reconozco a Dios y al mismísimo Lucifer.
Pero no reconozco que tiemblo de miedo al reconocer
Que sin haberte tenido, te podría perder.

Reconozco el placer y la fantasia,
Reconozco cada insinuación tibia.
Pero no reconozco que cada noche
Siento tu aroma en mis sabanas frias.

Amor, puedo reconocer lo irreconocible,
Puedo ver hasta las cosas invisibles.
Pero al no poder borrar lo plausible,
Simulare reconocer que no existes.

No reconozco que cuando no me miras, te veo;
Que cuando no estas, te deseo;
Que en cada mentira tuya, creo.
No reconozco que te pertenezco;
O que en cada sueño te veo.
No, no reconozco nada de esto.

Así, diferentes caminos andamos,
Tu apenas me reconoces,.. yo te extraño.
Será en tu nombre cada uno de mis pasos.
Pero jamás reconoceré que te amo.

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