domingo, 5 de julio de 2009

Amor fraternal

Absorto, callado, entre las sombras,
Un desconocido que me observaba en silencio,
Un desconocido que escondía mas secretos
De los que un alma podia retener.

Tus ojos salian, brillaban, veian.
Mi alma dolida, frágil, consumida,
Se acerco a tu piel y se distrajo con tu aroma.

Pase por tu lado en aquel oscuro callejón,
Casi rozaban nuestras manos,
Casi caía mi corazón.

Te mire mientras no mirabas,
Me hablaste, pero yo no escuchaba.

Desde entonces quedaste en mi recuerdo.
Fraternalmente inolvidable, fraternalmente desconocido.
Con tu aroma, que se me hacia tan familiar,
Aquel aroma que buscaba y no lograba encontrar.

Mi alma deshecha, ¿Qué me pudo
Hacer pensar que en un par de minutos
En aquel callejón olvidado
Todo podria cambiar?

Adaptada a la idea de olvidar momentos,
Deshechar ilusiones, impedir sentimientos.
Cual curiosidad de adolescente,
Mi quebrada esperanza me empujo al oscuro callejón,
Fui a buscarte nuevamente, sin esperar nada realmente.

Allí estaba el, callado, absorto.
Su mirada perdida en la nada.
Su apariencia despreocupada y encantadora.
Un sutil esbozo de sonrisa.

Allí comienza nuestra historia.
Toco mis ojos con su mirada,
Empaño mis labios con su aliento,
Dibujo sonrisas olvidadas en mi boca,
Recorrio con sus lagrimas todos mis tormentos.

Me amo con locura, con pasión, con su propia vida.
Me lleno de sueños, de colores, de ilusiones.
Algo maravilloso con lo que me tropece,
Dio un vuelco completo a mis noches, a mis días, a mi ayer.

Así, fascinada, ciega, enamorada,
Le di todo sin saber por que.
En aquel callejón oscuro estabamos el y yo,
Y en silencio, la psicotica presencia del amor.

El inexplicable sentimiento de fraternidad
Inundaba mis besos, poseia mi piel,
Me conducia con pasión a la cima del silencio,
Donde nada ni nadie me importaba mas que el.

Su encendido silencio,
Sus ojos de niño abandonado,
Me enterraban una espina en el alma,
Yo creía haberla olvidado.

Con el comparti todos mis secretos, mis dudas,
Mis miedos, mis recuerdos de la infancia,
Cuando tuve un hermano y lo perdi,
Cuando a la unica persona que ame le llego su fin.

Su historia era parecida,
Quizás por eso el me irradiaba fraternidad.
Quizás por eso sus silencios y sus miedos
Me conquistaron con tanta facilidad.

Así de repente el amor se volvio carne,
Mi vientre comenzaba a crecer,
Como algún regalo de la vida,
Devolviendome lo que había perdido ayer.

Era increíble lo maravillosa que era nuestra historia,
Nadie se entero, a nadie le importaba,
Pero nos amabamos con tanta fuerza
Que el resto del mundo no valia nada.

Mis padres, al otro lado del mundo, me felicitaban.
Sentian curiosidad de saber quien era el afortunado.
Les comente sobre nuestros planes de boda,
El era el hombre que envejeceria a mi lado.

Maldita ciencia que descubre los secretos desafortunados,
De una amor fraternal que existia entre hermanos.
Malditos avances, maldito tiempo.
Lo nuestro pudo haber funcionado.

Hubiese querido ignorar la verdad,
Y que nuestra historia siguiese para siempre igual.

La semilla que germinaba dentro de mi,
Era un atentado a mis padres, a la sociedad,
Aunque era fruto del amor verdadero,
Para ellos era un pecado mortal.

Quisiera volver a estar contigo,
Amarnos hasta el final,
Cuando caigo en cuenta de mi desdicha,
Mis lagrimas ya adaptadas comienzas a brotar.

Callado, absorto, te vi por ultima vez.
Ensangrentado en nuestro lecho,
Golpeado hasta morir contra la pared.

Mi padre no ha vuelto, no lo he visto por aquí,
Espero que sepa que se lo que hizo,
Que lo vi salir de mi alcoba esa noche, pero no a ti.

Tus ojos murieron abiertos,
Tus silencios, tus miedos,
Habiamos estado tan cerca
Y a la vez tan lejos.

Yo hubiese podido irme al fin del mundo por ti,
Esconderme de todo, de todos, junto a ti.

Entrelazar las manos y gritarle a la vida,
Que nuestro amor era verdadero,
lo demas era una mentira.

Esta noche le escribo a tu alma,
Reposa enterrada en mi espíritu.
Sobre mi regazo sentado un niño hermoso,
De mirada penetrante, callado, absorto.

Estamos escondidos del mundo,
En un lugar donde no seremos encontrados.
Aquí nadie pregunta quienes o de donde somos,
Solo les basta saber que nos amamos.

El niño sobre mi regazo suele mirar callado las estrellas y tomar mis manos,
Le he contado que en una estrella, alguien que le dio la vida, siempre lo estará cuidando.

Como en silencio, el niño sonrie y me mira,
Me habla del amor y del tiempo,
Como si hubiese vivido toda una vida.
Pero no tengo miedo, se que tu lo inspiras,
Con tu aroma y tu silencio, tu presencia.
¿Puedes creer que te siento aquí todavía?

Se narra así la tragedia fraternal de un amor,
Como se narra en un jardín solitario la vida de una rosa.

El tiempo y el olvido suelen curarlo todo, he oido.
Pero fueron los rechazos de la sociedad, nuestro amor,
Y aquel niño que en silencio reposa dormido,
Lo que me permite regresar el tiempo en que nos conocimos en aquel callejón,
El tiempo en que eras apenas un desconocido.

Te amo y te amare por siempre,
Con la fuerza de un amor irreverente.
Como quien aun no se resigna a haber perdido,
Ni a ver todos sus recuerdos encerrados en el olvido.

Esta noche bajo las estrellas soy incandescente,
Como lo fui aquella noche en que jure amarte eternamente.
Eternamente en silencio quedaras guardado en mi pecho,
Y absorto y desconocido descansaras cada noche en mi lecho.

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