domingo, 4 de abril de 2010

Ya no espero nada

Es tarde, demasiado tarde, pero quizas no lo suficiente.
En este infierno de oscuridad ya no pretendemos actuar como gente.
En esta maldita celda no diferencio la noche del dia,
sin embargo, te veo en los sueños todavia.

El hedor a muerte es bastante intenso,
ya casi se ha vuelto parte de mi aroma.
Somos putrefactos cuerpos desposeidos
que se duermen bajo el silencio de las sombras.

Hay tanto silencio que podemos escuchar nuestros pensamientos,
los latidos no son latidos, son ecos del pasado, del ayer,
de recuerdos que algunos tienen, que otros nunca han tenido.
Somos la basura del mundo, los innombrables, los no merecidos.

La oscuridad es como el dia.
Han pasado años, creo, desde que vi la luz por ultima vez.
Estamos encerrados tras verjas de hierro, sin nombres.
Nos han quitado la vida, los sueños, la memoria, la fe.

¿Queda algo? No queda nada.
Somos los restos de una maldicion que no puede ser nombrada.
Corazones sin dueño, amores no correspondidos, desolacion.
Los pedazos del cadaver de algun sentimiento en descomposicion.

Las moscas se asientan en mis muslos sudorosos como queriendo adelantarse a la muerte,
yo estaria dispuesta ahora mismo.
Abrir o cerrar los ojos, vivir o morir me es indiferente.

¿Que es una caricia?, ¿Que es un beso?
¿El contacto con otro cuerpo? No podria saberlo.
¿Alguna vez corrio sangre por mis venas?
¿Ahogue con alcohol alguna vez mis penas?

Las paredes llenas de moho son mi unico recuerdo de algun jardin,
el olor a orina es lo mas cercano a su aroma, sonrio y quiero volver a vivir.
En el piso hay dientes y restos de uñas de otros que han estado anteriormente aqui,
esta claro que ninguno ha sobrevivido, nunca nadie ha podido salir.

Aqui nadie espera nada, los años son dias, los dias son años.
Ya casi no abrimos los ojos, no sentimos, no escuchamos.
Y si acaso esperamos algo pacientemente,
es la espera ansiosa de nuestra propia muerte.

Al comienzo creia en planes, en escapatorias, en lograr salir de aqui,
pero llega un punto en este lugar en que descubres que es mejor morir.
Que es mejor estar solo que con la persona equivocada,
que a veces es mejor una tristeza certera que una felicidad inventada.
Nos resignamos a que caigan lagrimas propias y no sonrisas robadas,
a que, en lugar de tener un todo no correspondido, es preferible poseer la nada.

Ya en este punto estoy cansada hasta de respirar,
de ver las sobras del pasado, agotada de recordar.

Aqui ya no espero nada,
ya no te lloro de noche aferrada,
y si acaso espero algo pacientemente,
sera la espera tan anhelada de mi propia muerte.

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