El sol aun no acababa de salir, Alba ya estaba despierta.
Esperaba cada mañana que su amor verdadero tocara la puerta.
El café inmaculado sobre la vajilla inglesa,
su sonrisa esperanzada, su juventud, su belleza.
Sus cabellos eran de cacao puro con trazos de miel,
sus ojos eran lagunas verdes en el jardin del edén.
Alba prepara la mesa para dos y sirve cuidadosamente el desayuno,
cree que el hombre indicado llegara, pero frente a su silla no hay ninguno.
Come tranquila pues cree que el trabajo lo ha retrasado,
recoge la mesa y cantando se va a lavar los platos.
Alba no se inmuta cuando galantes caballeros tocan su puerta
y le regalan toneladas de flores.
Ella no se deja cortejar, ella le pertenece a un solo hombre.
Alba pinta el rostro de su amado cada tarde,
su cara esta en su cuarto, en la sala y en el garaje.
Todas las paredes impregnadas de los ojos y la sonrisa de aquel,
Alba le sirve el almuerzo y lo espera hasta que cae el atardecer.
Esta tranquila, el trafico ha debido causar la demora,
ella sabe que no pasara la noche sola.
Alba se distrae con el pincel en la mano,
como siempre retrata con pasion a su amado.
Alba sirve el te para ella sola,
pues a el nunca le han gustado esas cosas de señora.
El prefiere el te negro, con poca azucar, amargo.
Ella lo consiente y lo prepara siempre de antemano.
Una serenata de otro admirador,
ya ni se molesta en asomarse a la ventana,
se va a pintar cansada rogando,
que otro admirador no vuelva por la mañana.
Alba prepara el lado de la cama de su amor,
sabe que esta sera una de esas noches de pasion.
Alba va al comedor y sirve una exquisita cena caliente para dos.
Ella sabe que el llegara en cualquier momento, no voltea a mirar el reloj.
Alba espera porque su amor no la dejaria cenar sola,
aunque quiza haya tenido que trabajar hasta altas horas.
Alba no se preocupa, eso suele pasar.
Esperar es el sacrificio cuando se decide amar.
Alba ama con locura a aquel hombre,
nunca lo vi llegar, nunca supe su nombre.
Veo a Alba desde mi ventana pintando en su lienzo,
los ojos de su amado parecen de caramelo.
Su pincel ya tiene magia propia, ella cierra sus ojos y se deja llevar.
Quiere mostrarle la obra de arte a su amado, no puede esperar.
Alba se acuesta en su lado de la cama y deja el lado de su amor hecho,
el nunca le ha faltado en las noches, siempre despierta en su lecho.
Los pasillos de su casa estan pintados de aquel caballero,
es el unico hombre fiel, adorable y sincero.
Alba sabe con certeza que no existe un hombre igual,
ya los conoce a todos, siempre supo que esperar.
Pero los engaño a todos antes de ser engañada,
clavo el puñal varias veces en diferentes espaldas.
Entonces llego su amado y todo cambio,
fue incapaz de detenerlo, su autenticidad la convencio.
Alba cierra sus ojos feliz en su espera,
convencida de amanecer mañana entre sus piernas.
Sonrie con determinacion, con paciencia y con encanto,
Alba amanecera mañana enrredada entre sus brazos.
Asi fue al dia siguiente,
Alba amanecio completamente sola,
asi pasaron mas dias,
asi pasaron mas horas.
El tiempo se instalo en su cabello y en su frente,
las canas y las arrugas aparecieron inevitablemente.
Alba aun lo espera pacientemente,
sus pasillos llenos de rostros con hombres diferentes.
Hay hombres rubios y hombres morenos,
hombres con ojos oscuros y hombres que parecen buenos.
Hay hombres robustos y delgados,
con mucho cabello y algunos casi calvos.
Alba esta sentada tranquilamente en su sillon,
ya no han venido mas enamorados a cortejarla en el balcon.
Alba gasto su vida en espera del hombre perfecto,
dibujando la perfeccion en cada uno de sus lienzos.
Alba se quedo esperando a hombres diferentes,
para ella ninguno parecia suficiente.
Alba se quedo sola con arrugas en su frente,
rogando por que apareciera cualquier pretendiente.
Pero ya era tarde, muy tarde para el amor,
la juventud abandono su cuerpo y su encanto se desvanecio.
Alba esta cada mañana sola,
frente a un lienzo que esta siempre en blanco.
Alba esta cada mañana sola,
Alba sigue esperando.
Te amo
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