Aqui escribe otra vez la ilusa, la de los ojos tristes,
la que llego tarde a la reparticion de finales felices.
La que ya no se pinta la boca ni usa ropa ajustada,
la que lo perdio todo, la que ya no espera nada.
Mi mirada es triste o eso es lo que dice la mayoria,
cuanta tristeza escondo, ni se lo imaginarian.
Una vez lo di todo, una vez ame demasiado.
Hoy no se si valio la pena haber amado tanto.
Entregue por ilusa, por perdida, quise jugarmelo todo por inocente.
Hoy conozco las reglas del juego, se que nunca son lo que parecen.
Un solo amor, una sola tragedia, una sola tristeza basto para cerrarme.
Subi muy alto y la caida fue muy fuerte; definitivamente, tuve que alejarme.
Me quede sentada en una piedra, contando flores y viendo el rio pasar.
Sin confiar mucho en el cielo, sin intencion alguna de ir a conocer el mar.
Me quede sentada ignorando tantas experiencias, tantas noches, tantas cosas.
Alli, absorta, rodeada de margaritas sin interes alguno en conocer las rosas.
Me llamaron a la batalla mas de una vez pero mi armadura prefirio oxidarse,
Hubo sueños que me pidieron ser soñados pero mi alma estaba en otra parte.
Batallas que pude haber ganado, sueños que pude haber cumplido.
Preferi quedarme sentada, absorta, viendo pasar un rio.
Tuve el amor en mis manos aquella primera vez, aquella primera caida.
Un amor ideal, de ensueño; cuando la realidad superaba la fantasia.
Y ya no escuchaba promesas de otras bocas, ya nada creia.
Me quede esperando por el tiempo a que sanara mis heridas.
Pero el tiempo miente, el tiempo a nadie espera.
Dejaron de llegar las batallas, los sueños, las promesas.
Me quede sentada y vi a todos partir con su alma gemela,
Yo seguia sentada con mi mirada triste; yo seguia en espera.
En espera de todo o de absolutamente nada,
esperando ser rechazada, esperando ser solicitada.
Aun en contra de mis ideales, en cualquier lucha queria batallar.
Aun si me buscaba la peor pesadilla, yo necesitaba soñar.
Y no paso nada, todos se fueron; al final yo me quede sola.
Mi alma no volvio nunca mas, solo quedamos yo y las horas.
Mi armadura se descompuso, mi esperanza se apago definitivamente.
Quedo apenas despierto mi cuerpo. Perdi el alma, el corazon y la mente.
Ahora te veo llegar a mi vida, tan radiante, tan nuevo, tan sorprendente.
Cuando ya estaba moribunda, ya respirando por hastio, ya inconciente.
Llegas tu, el mismo de ayer, el que subio muy alto conmigo, el que me vio caer.
El verdadero dueño de mi tiempo; el que tomaba mi mano en cada atardecer.
Ahora llegaste y no hare muy pedregoso el camino, no quiero caer por segunda vez.
No te pondre muchas trabas, hoy te quiero tanto y mas de lo que te queria ayer.
Lo poco que queda de mi te pertenece, hasta mi ultimo beso quiero gastarlo contigo,
no hubo corazon en mi pecho desde que te fuiste, estuvo tu lugar siempre vacio.
Que eras el amor de mi vida, que siempre fuiste irremplazable, que no lo supe ver aquella primera vez.
Que mi mundo estaba destinado a enlazarse con el tuyo, nuestras manos, nuestros besos, nuestra piel.
Que he sido desgraciada y culpable todo este tiempo por haber provocado mi propia desdicha.
Que fui yo quien simulo haberse tropezado la primera vez, que yo voluntariamente ocasione mi caida.
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